En diversos artículos de divulgación científica hemos señalado (y advertido) que la pseudociencia, las teorías de conspiración y empresas de investigación científica buscan validarse participando junto a instituciones académicas en diferentes eventos. Por pseudociencia nos referimos a prácticas, tratamientos y/o medicina que no cuenta con la evidencia científica de su eficacia, por ejemplo la astrología, tarot, homeopatía, dióxido de cloro, etc. Por teorías de la conspiración podemos indicar la falsa idea del chip en las vacunas, el control mental usando antenas 5G o que la tierra es plana y nos han engañado. Como empresas de investigación científica nos referimos a aquellas que asesoran y escriben tesis de estudiantes, después de una minuciosa investigación en google y que buscan generar contratos con entidades de educación superior bajo la figura de consultorías.
Para luchar contra todo esto, el fomento del pensamiento crítico y la cultura científica es una parte fundamental. CONCYTEC, como entidad que rige las políticas de ciencia, tecnología e innovación en el Perú realiza una feria anual llamada “Perú con Ciencia”, en donde centraliza los esfuerzos en investigación de nuestros institutos de investigación, universidades y laboratorios, presentando al público en general lo interesante de la ciencia básica, aplicada y desarrollos tecnológicos. Un esfuerzo que no debe detenerse, que debemos apoyar y que según nuestra opinión debe extenderse alrededor de todo el Perú.
Es por esto que la presencia de un grupo de “terraplanistas” en la puerta principal de “Perú con Ciencia” llamó mucho nuestra atención. Para quienes no estén familiarizados con el término terraplanistas, así se conoce al grupo de personas que creen o están convencidos que la tierra es plana (a pesar de la evidencia científica que prueba lo contrario) y que sostienen que hemos sido engañados por un complot de manipulación global. Sabemos que la ciencia ficción y las historias de misterios son muy atractivas, divertidas y logran captar el interés del público en general, dado que no se requiere pruebas, solo se necesita creer un poco en ellas.
El daño que genera el discurso anti-ciencia de estos grupos es que permite abrir una puerta a la desconfianza en el conocimiento universal, obtenido mediante el método científico por más de 200 años y que nos ha permitido al día de hoy avances por ejemplo en medicina y las comunicaciones. Este método de trabajo se sostiene de cuatro pilares: (i) universalidad, el resultado o conocimiento es corroborable en cualquier lugar, (ii) objetividad, se busca eliminar intereses propios del investigador, (iii) escepticismo organizado, los resultados estarán siempre en constante verificación y evaluación (iv) trabajo en comunidad, compartiendo métodos y resultados. Los pseudocientíficos y promotores de estas hipótesis complotistas no utilizan el método científico, por lo que no generan conocimiento[1].
¿Por qué no debemos descuidar este tema?
Debemos preguntarnos si el público en general (en su mayoría jóvenes) tendrán las herramientas para defenderse y no dejarse engañar por estas historias y pseudo teorías sin fundamento científico. Consultamos a un responsable del evento sobre este tema y su respuesta fue que ellos “tienen el derecho a estar allí”. Y por supuesto, todos tenemos el derecho a circular libremente y lo debemos respetar, pero eso no implica que debamos ser pasivos y esperar que el próximo año se agrupen los seguidores del dióxido de cloro, astrólogos o la homeopatía. Si dejamos sembrar la duda vamos a cosechar desconfianza en la sociedad, y una sociedad que desconfía de la ciencia no la apoya, no la hace parte de su cultura.
Por otro lado, el buscar confrontar a estos grupos con investigadores de carrera sin que estos esten preparados puede ser muy contraproducente. Recordemos que los miembros de estos grupos son militantes y tienen el discurso muy bien aprendido, con ejemplos y contraejemplos propios de quienes defienden una idea sin evidencia y solo buscando sembrar dudas en la explicación científica para validad su posición. Esto sumado a la victimización producto del supuesto control mundial por las élites solo producirá mas empatía frente al público.
Por otro lado, ¿Estamos educando bien en ciencias a nuestros niños y jóvenes en las escuelas? La divulgación científica, fundamental para popularizar la ciencia, ¿llega a la mayoría o sólo a los interesados?
Lo ocurrido en la última edición de “Perú con Ciencia” debe ser analizado tomando en cuenta la experiencia de países con un fomento de la ciencia mucho más importante que el nuestro. Es conocido que en países como España por ejemplo, empresas realizan ferias presentando temas pseudocientíficos pues tienen acogida, haciendo de esto un negocio muy rentable.
Si al día de hoy nuestros gobernantes tienen muchos problemas para entender la diferencia entre ciencia e investigación científica, o en fomentar políticas públicas basadas en la evidencia, no queremos imaginar qué destino nos espera como país si la pseudociencia gana más terreno.
Nahuel Monteblanco, PhD
[1] Esto no quiere decir que muchos conocimientos obtenidos por la experiencia no lo sean, estos siguen en parte el método de prueba y error, es decir funcionan. Por ejemplo el uso de plantas medicinales, en muchos casos se conocen sus efectos pero todavía no se han estudiado formalmente. Otro ejemplo es un albañil que construye una pared y usa conocimiento transmitido por los más experimentados, sin saber exactamente el por qué se debe realizar de esa manera la mezcla de concreto, etc.